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¿Cómo llegué hasta aquí?
Primero que todo, déjame decirte que no hay algo malo en ti, no estás loco(a), no eres anormal, no se trata de genética. La mayoría de cosas en esta vida se trata de decisiones. Encontrarte en esta situación es muy probable que no haya pasado de repente, puede que sea algo que se venga gestando hace algún tiempo sin que lo notaras; ocurre porque muchas veces ignoramos las señales que hay en la mente, ya que a simple vista todo parece estar bien. Ningún bien material, y ninguna señal social indica el estado real de la mente.
El profeta Elías vivió un grave episodio de depresión, él era un hombre como cualquiera de nosotros. Cualquiera puede ser atacado por la depresión y teniendo el riesgo siempre latente, necesitamos conocer a qué nos enfrentamos. Habla con Dios y pídele que te ayude a ver dentro de ti, que te examine, que puedas entender qué es lo que esta ocurriendo en tu vida y qué deberías dejar a hacer y qué deberías empezar a hacer. Lee nuevamente el Salmo 139, pero que en esta ocasión seas tú quien clame como lo hacia David, no lo tomes a la ligera, que sea una oración que nazca desde lo más profundo de tu corazón: "Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan. Señálame cualquier cosa en mí que te ofenda y guíame por el camino de la vida eterna." Luego de esta oración, trata de escuchar con cuidado, dedica al menos 10 min en silencio tratando de escuchar a Dios en tu interior.