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Viviendo entre máscaras
¿Has tenido algún problema que prefieres ocultar? ¿Has tenido vergüenza de contarlo a alguien? ¿Te ha dado miedo hablar contigo mismo por temer escuchar la realidad? Has identificado que el diablo ataca a tu mente, pero, ¿algunas veces dudas si todo lo que dice son ‘mentiras’? O tal vez sientes una tristeza que no puedes explicar con palabras. Para empezar, quiero decirte que yo he respondido ‘Sí’ a todas esas preguntas en algún momento de la vida y no es algo de lo que me sienta orgullosa, pero Dios me ha hablado a través de esto, y me gustaría compartir lo que he aprendido hasta ahora.
Conforme vamos creciendo y pasan los años, el pensamiento de que solo los más fuertes alcanzan sus sueños, que debemos ser valientes para dar ejemplo, que no debemos llorar frente a otros, que las mujeres de este siglo pueden trabajar y ser amas de casa sin problema, que los hombres deben ser proveedores y solucionar los problemas del hogar, de que la sociedad busca líderes que saquen este mundo adelante, que la vulnerabilidad es para los débiles, y todo esto nos hace anhelar ser esos fuertes, esos valientes, esos hombres, esas mujeres, esos líderes, y nos avergonzamos de sentir temor… pero… y que pasa si en algún punto sentimos que ya no podemos? ¿Está mal? Si lo decimos, ¿decepcionamos a alguien? ¿seríamos los ‘débiles’? Dios inició mostrándome algo muy muy simple: Dice Génesis 1:27 [PDT] “Así que Dios creó al ser humano…” así es, somos ‘seres humanos’, simple, eso incluye nuestras debilidades, nuestros miedos, nuestras inseguridades, nuestros pensamientos. ¿Has sentido alguna vez alivio al saber que alguien más está tan mal como tú? Lo sé, suena malévolo, pero no te lo pregunto para juzgarte, sino para hacerte ver que ese sentimiento es porque necesitamos sentirnos comprendidos, algo ocurre en nuestra mente al ver que hay más personas viviendo cosas difíciles y aún así salen adelante, creo que nos da una esperanza. Entonces, si eso es así, por qué nos enfocamos en mostrar siempre ‘nuestra mejor cara’, en ocultar los problemas, en maquillar una sonrisa no tan real. Y no digo que andemos con caras largas todos los días, no se trata de eso. Se trata de mostrarnos tal y como somos. Todos lidiamos con problemas familiares, con sueños a medias, con una economía cambiante, ¿Por qué tratar de ocultar la realidad? Al hacerlo contribuimos a un sistema de apariencias que lejos de ayudar lo que hace es señalar como malo lo que podría ser el día a día de alguien. Y aún más importante evidenciaríamos que SU poder se perfecciona en NUESTRA debilidad. La vulnerabilidad se trata de mostrarnos como somos, para que otros puedan ver que a pesar de nuestra falta de perfección, somos capaces de alcanzar grandes cosas, y que no podremos hacerlo solos, que necesitaremos unos de otros para lograrlo. Hay un fenómeno que se llama “La paradoja de Stockdale”, se llama así en honor al almirante James Stockdale, quien fue un oficial que estuvo cautivo a manos del enemigo durante la guerra de Vietnam por aproximadamente 8 años y fue torturado en más de 20 ocasiones. Su resistencia durante todos esos años se considera sorprendente, y cuando le preguntaron como fue capaz de sobrevivir a eso, él indicó: “Nunca perdí la fe en el final de la historia. Nunca dudé, no sólo de que iba a salir, sino también de que al final lo conseguiría y convertiría en la experiencia más importante de mi vida”, okay, aquí es donde inicia la paradoja, según el mismo Stockdale, los presos que no sobrevivieron a esta misma situación, fue porque tenían exceso de optimismo y decían que saldrían para la Navidad, pero pasaba la Navidad y no salían, entonces decían que saldrían para la Pascua, pero pasaba la Pascua y no salían, y así con Acción de Gracias y Navidad de nuevo, y morían porque se les partía el corazón. En su lugar, él se preparó para pasar ahí varios años, por lo que sus planes eran a largo plazo. Tal vez tus problemas como los de Stockdale no se van a acabar hoy, tal vez ese sentimiento de dolor se piensa quedar por varios días o meses, pero estoy segura que algo cambiará si lo compartes con un amigo. Te aseguro que no estás solo, hay más personas pasando momentos difíciles como tú. Mi reto hoy es, ¿Por qué no nos mostramos más vulnerables? Tal vez nuestro problema le hace bien a alguien más, ¿no lo has pensado?