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  • 05 noviembre 2020
  • “Vida”, “Muerte”, Vida!

    En estos días me enteré de que 3 personas conocidas fallecieron, y esto de la muerte es un tema interesante. Recuerdo que, varios años atrás, le tenía mucho miedo a morir, sentir un pálpito diferente en mi corazón, la aparición de un lunar o una manchita en la piel, hasta un dolor fuerte de cabeza o de estómago podían ser sinónimo de algo terrible, era como si el primer pensamiento acerca de eso fuera: y si me muero?! Sin embargo, por pura gracia y misericordia de Dios, mi pensar sobre la muerte hoy es diferente.

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    Tengo la convicción en mí de que para los que creemos en Dios y nos esforzamos por llevar una vida que le agrade, la muerte es apenas el inicio de la vida verdadera, es el comienzo de vivir en plenitud, eso que tanto buscamos en este mundo nos será dado en su debido tiempo, pero será sólo cuando exhalemos nuestro último suspiro, cerremos nuestros ojos y despertemos a una nueva vida. Yo no entendía por qué Dios se llevaba a ciertas personas, por qué si eran tan buenas no las dejaba más en la tierra ya que aquí necesitamos que la gente maravillosa se multiplique, pero obvio que entiendo que lo que el Padre ha preparado para sus hijos es inexplicable en palabras, por lo tanto para Dios la muerte tiene un significado distinto, es positivo, es el cumplimiento del tiempo para que alguien pueda estar a su lado. Imagina que amas a alguien con locura, y esta persona viaja por varios años a un lugar desconocido, donde enfrenta muchas situaciones difíciles. Pregunta: si tuvieras la oportunidad de que este feliz a tu lado, lo traerías de vuelta? Yo creo que sí. Lo mismo pasa con nosotros, la vida es un viaje, muchas veces no tan bonito, pero para quienes creen verdaderamente en Dios, existe la certeza de que un día, todo será perfecto, justo como debió ser, donde te sentirás tan lleno y nada, absolutamente nada te hará falta. Sin embargo, hay que esperar y mientras esperamos hay que aprender a disfrutar, hay que ser esforzado, hay que secarse las lágrimas, hay que cumplir un propósito, hay que dejar un legado porque nuestra vida no puede ser en vano, tu huella en este mundo debe ser profunda, tu marca en aquellos que tuviste cerca debe ser extraordinaria y quizás eso te lleve a impactar las naciones, no lo sé, pero el día que nos marchemos debemos haberlo dejado todo aquí, no guardarnos nada. Hoy deseo que, con estas letras, veamos ese último suspiro como el verdadero inicio de lo que Dios diseñó para nosotros y nunca más le tengamos miedo a la muerte.