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  • 08 octubre 2020
  • Lo que no sabíamos de la mascarilla

    Es curioso como toda esta situación nos ha ayudado a aprender algunas cosas. Por ejemplo, el lavado de manos, el uso de mascarilla (cubrebocas), la desinfección al llegar a casa, entre otras cosas… Sin embargo, hay uno de ellos que sinceramente llama mi atención, y es el uso de la mascarilla. Hace poco mi hermana me contaba que, si ella esfuerza su voz utilizando su mascarilla puede que la persona malinterprete lo que quiere decir debido al tono de su voz, ya que, si lo han notado en ocasiones es difícil darse a entender cuando se habla mientras se utiliza la mascarilla.

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    Curiosamente, hace poco me sucedió a mí, no podía comunicarme como lo hacía antes, porque la persona con la que hablaba estaba utilizando mascarilla y estábamos a casi 2 metros de distancia, como se pueden imaginar, era casi inentendible lo que hablábamos. Mientras por mi mente pasaba lo que quería comentarle, mejor lo pensaba dos veces antes de decirlo, si era innecesario entonces lo dejaba de lado y sólo le decía lo importante. Como ven, la conversación no duró más de 5 minutos, se hubieran reído de nuestras caras de confusión, como si tratáramos de descifrar alguna clase de código, jaja, ¿quién podría hablar bajo esas condiciones? Después de eso pensé mucho lo que pasó en esa extraña conversación, y me pregunté: “¿qué pasaría si solo digo las cosas importantes? Es más, ¿qué pasaría si filtro mis palabras, las que pronuncio a los demás o las que de alguna forma recibo de mi parte?” Saben que entendí; muchas de nuestras luchas con el desánimo, el confort, la duda, la falta de fe… se debe a las palabras que no se filtran y que terminan impactando nuestra vida en todo ámbito. Porque, cuántas palabras cruzan nuestra mente y cuántas de ellas en lugar de motivarnos, simplemente nos hunden en el vacío, llevándonos a la desesperación, desánimo, entre otras cosas, y que se podrían evitar si simplemente le damos la importancia que ameritan a las palabras que salen de nuestra boca, y que de alguna forma siempre las recibimos de vuelta. Según escribió alguien muy sabio, en Proverbios 17:27, se menciona que aquel que ahorra o mide sus palabras es una persona sabia e inteligente; además en el mismo libro, pero en el capítulo 18, indica que en nuestras palabras está el poder de la vida o muerte. En fin, si nos hemos adecuado a aprender nuevos métodos de protección para nuestra salud; creo que sería sabio entender que el filtrar las palabras que salen de nuestra boca e incluso aquellas que nos decimos a nosotros mismos, definirán nuestra salud y también nuestra percepción de la vida, ya sea una vida agradecida y llena de vitalidad (a pesar de procesos) o una vida pesimista, gris y sin sentido (incluso con procesos). Entonces, ¿será que aprendemos algo más del uso de la mascarilla?