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"Que todos sean como yo"
No sé si solo a mi me pasa, pero algunas veces, cuando hay algún desacuerdo en la familia, en el trabajo o entre amigos, pienso lo fácil que sería si todos pensaran como yo jaja; sí, sé que suena un poco egoísta, pero realmente eso sería un alivio para encontrar una solución con mayor facilidad. ¿No se te ha cruzado ese pensamiento alguna vez? Sin embargo, aunque de momento no es una afirmación que podamos hacer, debemos trabajar todos los días, con el fin de algún día poder repetir la frase "que todos sean como yo" sin que eso represente egoísmo ni altivez. Me explicaré mejor a continuación:
En Génesis 3, Adán y Eva pensaron que ellos sabían lo que era mejor y ahí la imagen de Dios en la humanidad fue distorsionada por el pecado. En el capítulo 6, encontramos que toda la humanidad estaba haciendo las cosas a su manera. Ya no buscaban una relación con Dios, ni cumplían su función de reflejar Su bondad. Imagino que Dios estaba por presionar el botón de reinicio y borrar todo sin dejar rastro. Pero había un hombre que todavía andaba con Dios y era un "hombre justo, irreprensible en su tiempo" (Génesis 6: 9 LBLA). Noé todavía estaba viviendo el propósito para el cual fue creado. Ya sabes el resto de la historia: Noé construye un gran arca, Dios trae muchos animales ... y todo se inunda. La esposa de Noé, sus tres hijos y sus esposas son salvas. Todo lo demás queda aniquilado. Noé era el único ejemplo viviente de lo que Dios había querido en la creación, por esta razón, él junto con su familia se salvaron, y cuando volvió a estar en tierra firme, Dios le repitió a Noé la bendición y el mandato que le había dado a Adán y Eva (9: 1 NLT) al principio: "Se fructífero y multiplícate. Llena la tierra.” En otras palabras, "Estás reflejando la imagen de tu Padre, viviendo en una relación conmigo y caminando en Mis propósitos, haz más personas como tú. Multiplícate hasta que toda la tierra esté llena de personas como tú, Noé. Que sean reflectores de Mi gloria y Mi bondad". Noé si hubiera podido decir "que todos sean como yo", de hecho Pablo tiempo después, también lo dice, y nos da la clave: "Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo." Recuerdan que la semana pasada hablamos de Mateo 28, pues no hay forma de hacer discípulos de Jesús si nosotros mismos no somos sus discípulos primero. Sin duda, si todos llegáramos a ser discípulos de Jesús y estuviéramos cumpliendo Su mandato, en lugar de perseguir nuestros propios deseos, llegaríamos fácilmente a acuerdos y soluciones como la iglesia de Cristo con mayor facilidad. Pídele a Dios que te ayude a parecerte más a él, toma unos minutos para decirle qué te está costando cambiar. Él ya te ha dado el poder para cambiar. Esta canción dice: "Así que deja que mis acciones superen mis palabras Y deja que mi vida supere mis canciones Deja que mis obras superen mis palabras ¡Y deja que mi vida pese más que mis canciones!"