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  • 25 marzo 2020
  • Avalancha de pensamientos

    Sabías qué? Puedes tener entre 60 y 70 mil pensamientos por día?! Simplemente son demasiados y cada uno de ellos influye en nuestro estado emocional determinando cómo nos sentimos y por ende cómo nos comportamos. Estas ideas que constantemente se cruzan por nuestra mente tienen el poder para controlarnos pero solo si se los permitimos; es por ello que resulta muy importante que constantemente los estemos vigilando para que no se enseñoreen de nosotros, y sobretodo vigilemos aquellos que son negativos, que no nos hacen bien, que tienen como misión robarnos la paz, menguar nuestras fuerzas o dañar la imagen que tenemos de nosotros mismos. “¡Tú guardarás en perfecta paz  a todos los que confían en ti; a todos los que concentran en ti sus pensamientos!” Isaías 26:3

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    Este es uno de mis pasajes bíblicos favoritos cuando me enfrento a situaciones en las que mis pensamientos se ponen como locos y quieren desbordarse, como por ejemplo, cuando no puedes dormir porque una avalancha de ideas no cesa de dar vueltas en tu mente. En él encuentro una hermosa clave que me ayuda a re direccionar mis perspectivas para ver todo de una forma más positiva. Dice el verso que Dios nos dará una paz perfecta si hacemos 2 cosas, la primera: confiar en Él. La segunda: si concentramos en Él nuestros pensamientos. La clave esta en la palabra “concentrar”, voy a concentrarme, enfocarme, perseverar, esforzarme para que mi pensar tenga su centro en lo que Dios dice. Por ello, cuando más oscuro se ponga el panorama toma tus pensamientos negativos y diles que no es como ellos dicen sino como Dios dice, al ratito, cuando vuelvan a caer a tu mente, se lo vuelves a recordar y así hasta que pierden su fuerza mientras tú te fortaleces. Aprendamos a administrar nuestros pensamientos y a sustituir lo que no edifica por lo que edifica! En estos tiempos extraños que nos toca vivir, confía en Dios, doblega tus pensamientos ante Él y obtendrás esa paz que solo Él nos puede dar, una paz inexplicable que te hace estar tranquilo, confiado y claro en tus decisiones mientras que otros corren, se ofuscan, lloran, se angustian o desesperan; no entiendes cómo ocurre, pero esa paz que es incomprensible la sientes en ti. Encuentra tu descanso en él, porque cuando los tiempos se ponen “raros” es una clara señal para permanecer muy unidos a la fuente, pues solo ella es capaz de darnos vida en tiempos difíciles.