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¡Un escudo que me rodea!
En los tiempos antiguos, cuando ejércitos enfrentaban batallas, era muy normal que el guerrero cargara en una mano su escudo para defenderse de los ataques enemigos y en la otra tuviera un arma para atacar. Y es que un escudo era sinónimo de defensa y protección. Quien no lo portaba, sin duda, podía sentir que se hallaba en desventaja. El sentimiento de no poder defenderse es terrible y sentirse desprotegido es aún peor. Imagino que comprendes bien lo que trato de decir, pues es probable que en algún momento hayas sufrido alguna de esas sensaciones. “Pero tú, oh Señor, eres un escudo que me rodea…” Salmo 3:3 NTV
Al leer ese pasaje e imaginarlo, me veo a mí misma rodeada por Él, el creador del universo, quien estableció los cimientos de la tierra, el Dios omnipotente, el Guerrero entre guerreros, el principio y el fin y me pregunto: quién querría hacerle frente? O sea, no es cualquier escudo el que me rodea! Veo además que, a diferencia del escudo de antaño, el que hace Dios, es a mi alrededor, lo que me da a entender que Él me cuida de lo que me ataca por el frente, por los lados y hasta por detrás, de aquello que incluso no veo o no percibo Dios me protege. El Señor es de lo más completo! Otro detalle que derrite mi corazón es ver cómo, si Dios es escudo a mi alrededor, quiere decir que para llegar hasta mí antes deben atravesarlo a Él, o sea, Dios esta dispuesto a que los golpes le den primero a Él y esto es algo que ya me lo demostró cuando fue a la cruz. Por lo tanto, querido lector, no temas lo que ocurre en el mundo, no permitas que el miedo tome posesión de tus pensamientos, porque entonces no podrás ver ni decidir claramente, refúgiate en las palabras que Dios nos dejó, créelas, decláralas, llénate de fe, cree que pronto todo mejorará para aquellos que hemos puesto nuestra confianza en el Señor. Salmo 27:1 “El Señor es mi luz y mi salvación, entonces ¿por qué habría de temer? El Señor es mi fortaleza y me protege del peligro, entonces ¿por qué habría de temblar? Salmo 28:7 “El Señor es mi fortaleza y mi escudo; confío en Él con todo mi corazón. Me da su ayuda y mi corazón se llena de alegría; prorrumpo en canciones de acción de gracias.