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Lo mejor de ti
Hace unas semanas descubrí algo y es que ¡me estoy volviendo viejo! Una triste realidad para muchos. Y qué tiene eso de nuevo dirá usted, todos nos volvemos cada día más viejos pero lo que me impactó fue la forma como lo descubrí. Sucedió cuando me puse a analizar algunos conceptos de la vida como que ya no puedo comer como antes comía; “cuando era más joven, podía comer dice el apóstol Pablo hasta alimentos mortíferos y nada me hacía daño”, ahora no puedo tomar leche sin que me duela el estómago. Que tristeza, pues una de las razones por las que me di cuenta que estoy envejeciendo es porque algo pasó entre el café y mi persona en estos últimos meses que aún no sé cómo describirlo. Nunca habíamos tenido una muy buena relación y la verdad no era él si no yo el problema, pero realmente hemos vuelto al primer amor y estoy feliz pues sé que eso tiene que ver algo con mi etapa de vida, pues me estoy volviendo viejo, lo sé y lo acepto.
Hace unos días me pasó algo muy divertido, casi todas las tardes en la oficina al ser las 3:00pm de la tarde mi celular suena con un mensaje de WhatsApp diciendo: Ya está el café por si quiere subir, entonces yo voy y junto a todos los colaboradores de la iglesia tomamos una tasa de café y compartimos un poco. Hace poco me contaron que alguien por querer ayudar llegó a la cocina y decidió lavar algunos utensilios, entre ellos la bolsa con la que chorreamos el café (me imagino que ella pensó, “esta bolsa se ve muy sucia” y como la usan tanto voy a hacerles un favor, con su mejor intención tomó jabón, cloro, sapolio, míster músculo y cepilló la bolsa del café para que quedara bien limpia y oliera a Navidad manzana con canela jajajaja(estoy exagerando un poco), pero que la lavó, la lavó en serio. Cuando esa tarde llegaron a tomar café como todas las tardes, el café tenía una espuma y un olor fuera de lo normal y al tomar los primeros sorbos descubrieron que algo no estaba bien, entonces el café esa tarde fue todo un caos. Porqué les cuento esto, creo saber cuál pensamiento tuvo la persona que lavó la bolsa para chorrear el café. Quizás fue algo más o menos así: se imaginó que la bolsa se veía muy vieja y que al no tener un buen aspecto debía lavarla, pasando por alto que ante los ojos inexpertos lo que parecía un defecto era la clave para los que disfrutamos de un buen café. Esa bolsa de tela que parece desgastada y hasta un poco desagradable no es que esté sucia o que no sirva si no es perfecta, así como está, ya que, tiene una esencia que solo ella puede dar. Creo que a muchos les pasa eso con su vida, viven tratando de quitar y erradicar de sus vidas todo eso que parece a la vista inexperto o está lleno de imperfecciones pero que en realidad es lo que brinda tu esencia, eso que te hace ser especial y útil para el propósito de Dios. Muchas veces por tratar de agradar al ojo inexperto pierdes tu esencia y dejas de dar el sabor que solo la vida y la experiencia te han permitido alcanzar, no creas que tus heridas, tus fracasos o tus malas decisiones Dios no puede usarlas, pues todo lo que para otros parece una imperfección es lo que Dios utiliza para darte esa esencia que te hace único y útil para Él. Algunas personas piensan que su vida ha sido muy difícil, que han pasado por mucho y que eso realmente los ha echado a perder, pero me imagino que Dios nos mira desde el cielo y dice: “hijo/hija me encanta tu esencia”, lo que un día se usó para dañarte y tratar de acabar contigo, Yo lo usaré para hacerte especial y único, disfruta tu esencia por que es lo que te hace especial. Porque yo sé los planes que tengo para vosotros» —declara el Señor— «planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza. Jeremías 29:11 PDT.