BLOG

  • Volver
  • 30 octubre 2019
  • Escaladores

    Es interesante como en la vida una gran cantidad de personas desean que les vaya bien pero no se sacrifican por nada ni nadie. Entonces cuando viene el momento de demostrar lo que son, sus acciones hablan más fuerte que sus palabras y entonces se hace evidente la diferencia entre simplemente tener un deseo o estar dispuesto a luchar por lo que Dios prometió. Hace unos días leí un artículo sobre los destinos más buscados por algunas empresas en Suiza. Consiste en un viaje de un día en el que llevan a su personal a vivir la aventura de escalar una montaña durante 24 horas. Me pareció muy buena idea y aunque sea difícil ir a Suiza con un grupo de amigos, creo que sería una gran aventura para mí si viviera en ese país.

    Blog Image

    Lo más interesante era la descripción de 3 tipos de personas presentes en todos los viajes: 1. El primer grupo lo conformaban quienes no iniciaban. Son personas que se negaban a ir, por alguna razón les parecía muy difícil o muy extremo y simplemente les parecía algo que no era de su interés. 2. Los campistas conformaban el segundo grupo. Representan a personas que asistían, pero a la mitad del trayecto hacia la cima de la montaña descansaban por un rato en un campamento donde ya no querían salir más y se negaban a continuar el recorrido porque sentían que ya habían avanzado lo suficiente o simplemente por que ya no querían dejar la comodidad con tal de alcanzar la cima de esa pequeña montaña. Preferían quedarse en ese campamento con una gran taza de chocolate caliente disfrutando el resto del día. 3. El tercer grupo era el de los escaladores; el más pequeño de todos, formado por todos los hombres y mujeres que se habían propuesto una meta y era terminar su recorrido para tener una historia que contarles a sus hijos o a sus amigos más adelante. Todos los que habían empezado, aunque se cansaran iban a terminar con llegada a la meta. El autor del artículo decía que todas las veces cuando no hay exigencia pasaba lo mismo con los que se quedaban en el campamento, pues parecían disfrutar de su tarde y divertirse para pasarla genial, pero cuando por la ventana del campamento se comenzaban a ver las primeras banderas ondeaban en la cima de la montaña anunciando que los primeros escaladores habían terminado y conquistado el objetivo, el ambiente de ese lugar dejaba de ser de risa y diversión, entonces empezaba a notarse un gran silencio y se veían algunas caras largas entre el grupo. Cuando leía esto llegué a una conclusión, me hice una promesa a mí mismo y me dije: - Jon, ¡tú tienes que vivir tu vida como un escalador! Atrévete a ir siempre por más y no te conformes con llegar a la mitad de la montaña y ver a otros triunfar por la ventana de tu vida. ¿Qué tipo de persona eres tú? Talvez de los que nunca inician por temor o eres de los que siempre se quedan a la mitad de todo, de los que se acostumbraron a ver a otros triunfar y arriesgarse mientras los ves por la pequeña ventana del campamento que decidiste hacer a la mitad de la montaña de tus sueños. Creo que este mundo necesita más escaladores, no paren de avanzar y sean de los que están dispuestos a pagar el precio de conquistar todas las montañas que su vida les presente, conviértete en uno de ese pequeño grupo de los que se niegan a darse por vencido y si por alguna razón habías dejado de avanzar tras tus sueños, ¿por qué no recoges tu campamento y sigues caminando? Sabes, creo que todavía quedan algunas horas de luz y si te esfuerzas podrás conquistar esa montaña, ¡atrévete a convertirte en un escalador!