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Esperando el bus
Recuerdo que desde niño siempre quise tener mi propia familia y soñaba con tener una hija. Como Dios es tan bueno me regaló una preciosa esposa y 2 hermosas hijas; nunca me cansaré de agradecer a Él por eso. Pero no se confunda, vivir entre tantas mujeres es muy complicado y todos los hombres que están en esas condiciones saben que siempre tenemos las de perder. En estos años he descubierto que me ha tocado ser chofer designado, cocinero, y guardaespaldas profesional, más aún cuando eres padre un poco sobreprotector. Por cierto, solo como información, ya estoy practicando tiro al blanco y sacando permiso de portación de armas para recibir a mis futuros yernos como Dios manda jajaja… Y ni hablar cuando toca ir de compras o escoger cuál película ver, porque tengo años de ver películas de princesas de Disney y Dios sabe cuantas veces he escuchado las canciones de Frozen o Mohana. Espero que el Señor tenga misericordia de nosotros los padres y que en algún momento podamos ser libres de eso y poder decir libre soy, libre soy, libre soy. Se los dije UNO QUEDA DAÑADO …
Les hablo de estas prácticas paternales porque uno de mis trabajos cada mañana es ir a dejar a mi hija mayor para que tome el autobús que la lleva a su colegio. Su bus sale del centro de la ciudad y no cuenta con una parada física, ya que, se detiene frente al mismo negocio donde cada día la vamos a dejar y a recoger. En muchas oportunidades mi hija pequeña que tiene 4 años nos acompaña. Hace un par de días veníamos todos pasando por ese lugar en la noche cuando mi hija pequeña gritó: ¡miren el colegio de mi hermana! Entonces todos nos reímos, pero después en mi casa me puse analizar con curiosidad toda la situación. Pues claro, para mi hija pequeña Brianna esa esquina donde cada día dejamos y recogemos a su hermana es el colegio, ya que, ese es el tamaño de su mundo, ella nunca ha conocido un colegio ni sabe en realidad qué es un colegio, pero en su mente el colegio es una acera en la calle. Analizando un poco esto llegué a la conclusión que muchas personas determinan con respecto a la iglesia y Dios; ven una iglesia y dicen: ¡Ahí está Dios! Pero sabe la verdad, aunque en una iglesia podamos sentir a Dios, la realidad es que Él va mucho mas allá de un templo hecho por manos de hombres. Él está en todo lugar, puede caminar contigo cada día, te acompaña en tu casa, en tu trabajo o en el lugar donde estudias. En todo lugar nos podemos encontrar con Dios; el salmista decía: ¿dónde huiremos de la presencia de Dios? 7 ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? 8 Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Salmo 139:7-8 Creo que muchos de nosotros hemos creado conceptos de Dios y prejuicios, porque es todo lo que conocemos, pero realmente no siempre tenemos la razón. Él no es una religión ni está limitado a un lugar. El verdadero Dios es extraordinario, no puede ser limitado y te ama tanto que desea tener una relación contigo sin límites en todo lugar. No reduzcas tu relación con Él a un día a la semana, expande tu mente y atrévete a conocerlo más. Mi deseo es plasmar esta idea en tu mente pues qué frustrante sería creer que conociste ya verdaderamente a Dios pero que en realidad solo conocemos la parada del bus que te lleva a Él…