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¿Esclavos o libres?
Hace muchas décadas, incluso siglos era normal entre las culturas la esclavitud, no se conoce a ciencia cierta cuál fue el origen de esta, pero se sabe que esta ligada a la guerra por la captura de prisioneros que luego convertían en esclavos. También se daba el caso de que si alguien tenía una deuda tomaban a la mujer e hijos mientras pagaba y si no cancelaba podían estos considerarse paga del acreedor. Hoy quiero contarte que existen 2 tipos de esclavitud, la primera es la que te mencioné antes y la segunda es aquella por la que optamos voluntariamente. ¿Cómo? Sí, hay un tipo de esclavitud en la que incluso podemos sentirnos muy cómodos mientras nos roba poco a poco y lentamente la vida y todo lo que verdaderamente importa y trasciende. “…porque uno es esclavo de aquello que lo controla.” 2 Pedro 2:19 NTV
En la segunda mitad de ese versículo, menciona la Biblia que uno es esclavo de aquello que lo controla. En esta vida apresurada hay tantas y tantas distracciones que quieren controlarnos, obtener nuestra atención, ocupar nuestra mente, tiempo y fuerzas, que es necesario administrar bien nuestros pensamientos y recursos para no ser presa de ellas. Veamos, en qué podríamos distraernos: el teléfono nos da acceso al planeta entero por medio de internet, acceso a las redes sociales, juegos, apps, o sea, todo un mundo de entretenimiento al alcance de tu mano (literal) lo cual es bastante tentador siendo que puedes sumergirte horas en él. La televisión es un clásico pero no deja de tener su poder sobre nosotros y ahora con Netflix se volvió todavía más interesante. A ver, qué más puede distraernos al punto de esclavizarnos, por ejemplo la moda, las dietas y la obsesión por permanecer delgados, las preocupaciones, la ansiedad, los deportes, el afán por ser millonarios o por siempre querer más. También la pereza puede esclavizarnos, el trabajo, aunque no lo crean, conozco personas obsesionadas con su trabajo mismo que les llega a importar incluso más que sus seres queridos. La lista es larga y hay cosas que son buenas como el deporte, pero cualquier cosa, aunque sea buena, si te obsesionas con ella y lo pones antes que a las personas que amas, entonces deja de ser algo bueno para ser algo dañino. ¡Cuántas cosas podrían dominarnos! El pecado, los vicios, la impulsividad a gastar el dinero, una enfermedad; como dije, es de nunca acabar. Pero, ¿Cómo puedo saber si algo está dominándome? Si me invierto en forma desmedida en cosas como las que describí antes, quizás me estoy volviendo esclavo de ellas y pueden terminar controlándome. Necesitamos prestar atención a lo que más ocupa nuestros pensamientos, o ver en qué invertimos más nuestro tiempo, dinero, fuerzas y una vez que los hemos identificado observa de qué te puedes estar perdiendo por dejar que estas cosas te controlen en exceso. Ahora bien, ¿Cómo se siente un esclavo? Se siente como alguien que quiere más en la vida pero no sabe cómo iniciar, como quien no encuentra las fuerzas para poner en marcha lo que ya ha visto en su mente, se siente como aquel que por más que intenta no puede cambiar su realidad y se ve envuelto una y otra vez en las mismas prácticas que sabe le roban el tiempo con sus hijos o pareja, amigos o familia o le impiden alcanzar sus sueños. Se siente como alguien que no puede avanzar o cambiar su estado. Un esclavo es aquel que está bajo el dominio de otro y que por lo tanto carece de libertad. Hoy, tal vez no es una persona la que te esclaviza, pero sí un hábito. La realidad es que somos esclavos de nuestros propios hábitos, mismos que con la fuerza de voluntad correcta podemos cambiar. Es cuestión de decisiones, de disciplina, de obligarte al principio, pequeños cambios transforman la realidad que estamos viviendo. No te conformes con este presente producto de tu pasado. Decídete a cambiar tu futuro. No permitas que nada te domine, elige tú con la libertad que tienes la forma en que vas a invertir tu vida y que no sean tus malas costumbres las que dicten cómo vas a vivir. Si quieres cambiar, ¡comienza hoy! “Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna.” 1 Corintios 6:12 RVR 1960 ¡Naciste para ser libre!