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  • 22 abril 2019
  • Seamos como María!

    Echémosle un vistazo al siguiente pasaje, porque se las trae; Lucas 1:28-33 NTV “Gabriel se le apareció y dijo: «¡Saludos, mujer favorecida! ¡El Señor está contigo! ». Confusa y perturbada, María trató de pensar lo que el ángel quería decir. —No tengas miedo, María —le dijo el ángel—, ¡porque has hallado el favor de Dios! Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Él será muy grande y lo llamarán Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David. Y reinará sobre Israel para siempre; ¡su reino no tendrá fin!”

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    Lo que el Ángel Gabriel le dice a María parece contradictorio para ella, cuando años después, Jesús es azotado y crucificado en una cruz. ¿Cómo podría sentirse ella una mujer favorecida en ese momento? o ¿Cómo podría sentir que Dios estaba con ella?, o que había hallado el favor de Dios, si al ver lo que estaba pasando Jesús, sentía un dolor que no puede ser expresado en palabras; ¿Cómo podría ser aquello el cumplimiento de la promesa que le había sido dada cuando le habían dicho que Jesús sería muy grande?, que sería llamado Hijo del Altísimo (¿Acaso no fue esto lo que había terminado de condenar a Jesús a la cruz?) y que además, reinaría sobre Israel para siempre y su reino no tendría fin, ¿Cómo podía entonces ella mirar a Jesús en la cruz y pensar que éste era el cumplimiento de aquellas palabras dadas por el Ángel? ¿Le había mentido Dios? O ¿Tal vez cambió de parecer? ¿Qué pudo sentir María en ese momento? Confusión, incertidumbre, tal vez su fe se movió por momentos, dudó... Y nuevamente la pregunta: ¿Me mintió Dios? No! Simplemente por ser humana su mente no le alcanzaba para comprender lo que había recibido... Como seres humanos sentimos la necesidad de estar en control de todo, y la vida nos demuestra a través de muchas situaciones que en realidad no estamos en control de nada, por ello es tan esencial aprender a depender de Dios, porque haciendo de Dios nuestro refugio y fortaleza podremos superar las diferentes pruebas que la vida nos presenta. ¿Qué puedo decirte? o ¿Cómo podría explicarte lo que María vivió, lo que sintió?, imagina sus preguntas, imagina como la sobrepasaban los miles de pensamientos. ¿Hay una respuesta? Por lo menos no una concreta. Solo puedo decirte que Dios tenía un plan, uno muy grande que involucraba tu salvación y la mía, dentro de ese plan habían distintas piezas, una de ellas fue María. No sé si al final lo entendió, no sé si logró ver lo que Dios se proponía, probablemente no, pero ella fue obediente y sirvió al plan de Dios sin tan siquiera imaginarlo o entenderlo. En la vida, nos toca ser como María.