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  • 18 septiembre 2019
  • Asustados

    Si tu sueño o visión no te asustan entonces no vale la pena ni pensar en ellos, ya que, son demasiado pequeños para ti. La mayoría de personas buscan seguridad y estabilidad; no creo que eso sea del todo malo, pero sí creo que tú y yo fuimos escogidos para propósitos grandes y extraordinarios. Piensa, si tenemos un Dios grande todo lo que Él nos da debe de tener su esencia, sé que vivir asustado no es algo que les llame la atención a muchos, pero los hijos de Dios que queremos verle actuando en nuestras vidas deberíamos acostumbrarnos a esta forma de vivir.

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    Ese sentimiento fue con el que vivió Abram cuando Dios lo hizo ver las estrellas para que soñara con multitudes, pero pocos años después el mismo Dios le pidió que le entregara su único hijo; puede usted imaginar que podía pasar por la mente del patriarca. Creo que él pensaba lo mismo que nosotros pensamos a veces: ¡Señor me diste un destino pero nunca me mencionaste que estos iban a ser los términos! Esto me asusta por que no era parte del trato Señor y la verdad es que como buen hombre necesito saber el camino para estar tranquilo, ya que, me aterra no saber para donde voy; ese mismo sentimiento es el que tuvo Daniel cuando a pesar de orar cada día el Señor permitió que entrara a un foso lleno de leones hambrientos sin saber que le repararía el futuro. ¿Qué podía pasar por sus mentes? Imagina ese susto santo de saber que Dios no los abandonaría; no saber la forma en que Él mostraría su poder para hacer que la visión se cumpliera era todo un misterio escabroso. Lo que quiero hoy asentar en tu mente y corazón es muy simple pero poderoso ¿por qué no te arriesgas y caminas por tus sueños aunque que no sepas todas las respuestas? Sentir no tener todo lo que se necesita y albergar ese sentimiento de inseguridad aterrorizante también nos ayuda a depender de quien nos dio la visión. ¡No renuncies a lo que Dios te ha dado, aunque sientas que esos leones se acercan a ti como le ocurrió a Daniel! A pesar de que la noche parezca larga, estoy seguro que podrás gritar con todas tus fuerzas al amanecer ¡aquí estoy y me siento bien pues Dios me guardó, cumplió su promesa y tapó las bocas de esas fieras porque Él es fiel! El Señor cumple lo que promete, no te rindas y únete a este grupo de hombres y mujeres que aprendieron a vivir “asustados”... Pues la visión se realizará en el tiempo señalado; marcha hacia su cumplimiento, y no dejará de cumplirse, aunque parezca tardar, espérala; porque sin falta vendrá. Habacuc 2:3